En un escenario de baja concurrencia en comicios de orden provincial celebrados en lo que va de 2025, uno de los interrogantes con miras a las nacionales del 26 de octubre pasa por cuántos jóvenes de 16 y 17 años se presentarán a votar. Y en Tucumán, que renueva cuatro de sus bancas en la Cámara baja, cada marca que hagan los jóvenes electores en la Boleta Única Papel (BUP) se convertirá en un capital para los partidos políticos, no sólo pensando en esta contienda, sino a futuro.

Según datos aportados por la Secretaría Electoral Nacional (SEN) a LA GACETA, en estos comicios de medio término están habilitados a sufragar 44.539 personas de esa franja etaria en la provincia.

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Si se tiene en cuenta que el padrón provisorio había contabilizado 1.341.773 votantes en Tucumán -el padrón definitivo se publicará a nivel nacional el martes 16-, el “voto joven” representaría cerca del 3,32% del total de los electores habilitados en este distrito. Y, en términos nominales, la cifra no dista demasiado respecto al balotaje de 2023 (había sido de 43.127 electores jóvenes). Pero, en su conjunto, esta franja etaria prácticamente duplica los ciudadanos registrados en el municipio de Juan B. Alberdi.

Más de una década

El 31 de octubre de 2012, el Congreso sancionó la Ley de Ciudadanía Argentina (número 26.774, conocida como “Ley de Voto Joven”), que establece el derecho de las personas de 16 y 17 años a participar en las elecciones nacionales. Pero, a diferencia de los mayores de 18, estos electores pueden optar por no concurrir a las urnas sin necesidad de justificarlo. Así, quienes se abstienen no tendrán sanción ni serán incluidos en el “padrón de infractores”.

Los antecedentes recientes indican que, más allá del carácter opcional de este voto, los jóvenes suelen asistir de manera mayoritaria. Según los registros de la Cámara Nacional Electoral (CNE), en las PASO de 2023 había sido del 60,92% en Tucumán; en las generales siguientes, había subido al 75,57%; y en el balotaje presidencial que inclinó la balanza a favor de Javier Milei, había alcanzado un techo del 79,91%.

Grado de influencia

El grado de influencia del voto joven “es marginal, pero necesario”, explicó el politólogo Patricio Adorno. “Sobre todo, pensando no tanto en estas elecciones de 2025, sino en las provinciales y las nacionales de 2027. En esta ocasión votan de manera optativa, pero en dos años serán votantes habilitados (en el padrón general), por lo que es un segmento al que todos los espacios políticos aspiran a seducir”, agregó en diálogo con LA GACETA el socio de la consultora Meraki y director en San Miguel de Tucumán de la Asociación Civil de Estudios Populares (ACEP).

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¿Qué espacio político parece tener predominio sobre la franja de votantes jóvenes? “Vinimos haciendo un rastreo desde Meraki, y observamos una fuerte campaña en juegos online, en publicidad dirigida a este segmento, tanto en Provincia como en Ciudad de Buenos Aires. Era algo casi exclusivo de La Libertad Avanza (LLA), no hemos visto casi de otros espacios políticos”, relató el especialista.

Además, advirtió, se debe tener en cuenta que “el segmento sub-35 es el segmento más duro de LLA”. “No veo que esto se vaya a modificar en el corto plazo, será difícil de captar por otros sectores”, apuntó el docente universitario.

Una característica general de estos electores es que, lógicamente, “no tienen experiencia previa con la cual valorar” la oferta electoral, como sucede con otros segmentos. “Disponen de historias contadas por terceros, a diferencia por ejemplo de un votante de mediana edad o de un jubilado (más de 65 años) que vivió otras situaciones. Los jóvenes, con el futuro por delante, con la esperanza como atributo, no están condicionados por el bagaje del pasado”, añadió Adorno.